La existencia de Fragua se remonta a la era del Arcanum, en la que nació, y en la que fué forjado, vivió casi toda su vida en el taller del «Maestro» aprendiendo, practicando, convirtiendose en una herramienta mucho antes de su transformación. Rodeado de aprendices, Fragua pronto encontró un hueco entre un pequeño grupo de ellos, alejandose de aquellos que, por envidia o puro desprecio buscaban empujarle a abandonar el taller, a abandonar su entrenamiento, a fallar, o simplemente a servir y esconderse.
Aprendió rápido las bases del combate armado, dedicandose sin mucha elección, al uso del escudo como medio de autodefensa, pero pronto descubriria que de nada le valia protegerse a si mismo si no quedaba nadie a su alrededor que quisiera verle vivo, asi que comenzó a practicar usos, modos y formas de proteger a los demas, hasta que se le presentó la oportunidad de estudiar en secreto la magia usada en el taller, poco a poco fue construyendo una red de conocimientos arcanos que ayudaban a su pasión, crear nuevas vias de progreso, introducir al mundo artefactos, construcciones, argumentos nuevos para el mundo, quería crear soluciones, y quería que las suyas fueran las mejores, por encima de todas las demás, a cualquier precio.
Obsesionado con la creación, poco a poco se fué acercando la hora de ponerla en práctica, El Maestro esperaba, y el taller estaba listo, la luz se apagó mil años tras la transformación, hasta que…
-“¡Royce no! ¡No toques eso!”
-“¿Como se enchufa este trasto?”