Primeros versos
Serena fue encontrada por sus padres adoptivos en la playa de su pequeña aldea en el conjunto de pueblecitos que forman Shalesteps. Desde siempre pudo hacer algún truco con el agua por su ascendencia genasi, pero siendo una personita muy inquieta revoloteó por diferentes áreas. Aprendió a tocar música empezando por la flauta, y así aprendió a hacer que la magia fluyera por sus notas, pero también dedicó gran parte de su tiempo a practicar con sus dagas, cuchillos y finalmente espadas. Sus padres la apoyaron en su persecución de sus diferentes pasiones, aunque llegada a una edad, Serena decidió que era hora de empezar a valerse por sí misma.
Ya de pequeña, ayudaba a sus padres a pescar y vender lo que capturaban, luego ayudaba en los muelles por unas monedas y por fin, un día, consiguió que la aceptaran en un barco. Desde entonces navegó en barcos de pesca y comerciales que le ayudaron a ver más del mundo, aunque solo fuera en la costa. ¡Había tanto que ver! Tanta gente diferente con sus mil historias que contar, tanto que aprender, y tantos sitios a los que llevar su música. Serena quería ver lo que había más allá, hacia las montañas, las mesetas, los bosques,… . El tiempo pasó. Un día, tras una desagradable sorpresa, se vio desempleada y con los amigos que había hecho en su última tripulación desperdigándose en busca de una nueva vida, y ella, con un futuro incierto en sus manos, no se lo pensó dos veces: era hora de emprender su viaje al interior del continente.
Con una amplia sonrisa y los ojos brillantes ávidos de aventura y gloria, Serena cogió sus pertenencias, se despidió de sus adorados padres y emprendió el viaje que todavía hoy continúa. Sin embargo, las cosas fueron más complicadas de lo que había planeado. Tras unos meses ganándose la vida como barda con su música y sus espectáculos, la muchacha decidió probar suerte en eso de las aventuras (por un módico precio). Así fue como conoció en Khundrukar a algunos de los amigos que aún hoy la acompañan.

¡Por la gloria! ¡Por el oro! ¡Por nosotros! ¡Na Zdravi!

A buen ritmo
Tras ver cómo unos dragones destruían el pueblo donde no hacía mucho habían conocido a su primer patrón como grupo de aventureros, Serena y sus nuevos compañeros decidieron seguir juntos adelante salvo un par de excepciones que incluían a Guille, un gnomo ya mayor que decidió regalarle un estoque que habían encontrado en las profundidades de la montaña y que ella aún conserva con el nombre de Guillemina. Pero eso no es lo único que uno de sus amigos le ha dejado después de separarse del grupo. Cuando intentaban llegar a la isla de Svarbog en barco, Molk, miembro del grupo original, perdió la vida en un enorme remolino que se lo tragó. Así fue como, sintiéndose increíblemente culpable por no haber asegurado bien las cuerdas que los protegían en el barco, Serena decidió hacerse responsable del acompañante animal del lizzardfolk, el caracal Uro.
Serena siguió intentando poner buena cara a los acontecimientos que seguían y luchó con sus compañeros para ayudarles, apoyarles y seguirles hasta donde fuera. A pesar de perder barcos continuamente y de que alguno le saque de sus casillas, trató de ayudar a todo el que lo necesitaba… hasta que le tocó el turno a ella.
Los ahora llamados Recios de Rufio, con algún miembro nuevo y alguno que había decidido marchar, llegaron a salvar Westruun y ser nombrados héroes, aunque la alegría no les podía durar mucho. Serena descubrió a través de sus padres y algún antiguo amigo que las cosas no iban bien en los mares de su hogar: los peces estaban enfermos, había ataques de alguna extraña criatura matando a su gente y hundiendo barcos. Tenía que hacer algo. Sus amigos no dudaron en que era hora de acompañarla a ella esta vez, averiguar qué ocurría y ayudar a su pueblo.
Los Recios de Rufio consiguieron un barco, pusieron rumbo al interior y descubrieron que la criatura que amenazaba a los marineros no era otro que Molk, resucitado y con un colgante de Asmodeus incrustado en el pecho. La batalla fue dura, pero pudieron poner fin a aquella abominación que hicieron con su amigo. A penas se empezaban a recuperar cuando aparecieron unos tritones que les guiaron hacia su pueblo submarino. Allí, les explicaron que Serena era al parecer la siguiente Ishtala, guardianes de estos mares y de una corriente por la que antes se podía viajar rápidamente entre los diferentes pueblos y áreas del territorio. Sin embargo, al ser la anterior Ishtala vencida, estas corrientes y el colgante que las domina pasaron a estar en poder de Borgoron, un subordinado de Slarkathiel. Ahora, las corrientes las controlaba este ser junto a dos guardianes: el del norte había sido Molk tras la muerte del aboleth que derrotaron los Recios en Svarbog, el del sur era una tortuga dragón llamado Volork. Tendrían que vencer a este último para recuperar el colgante primero. Se hicieron planes para ello y al conseguir engañar a Volork, Los Recios se hicieron con la joya, pero también fueron encontrados por Borgoron, que los arrastró con la fuerza de las corrientes a las profundidades del océano… y a las puertas de su dominio. Hace mil años, se hizo con la ciudad de Riev’Tanz, habitada principalmente por genasis de agua y elfos marinos. Toda la población había quedado atrapada por esta criatura, sometidos generación tras generación.
Borgoron envió a sus wargforge a por el grupo, y huyendo de ellos dieron con otro templo de Bahamut. Allí se enfrentaron a los dragones, superaron otra prueba y Serena se hizo con dos espadas gemelas, vestigios predivergencia que pertenecieron a la anterior Ishtala. Cuando las barreras del templo se deshicieron, los aventureros se dirigieron seguidamente al palacio donde se encontraba el elemental de agua y se enfrentaron a él, no sin mucha dificultad, acabando por mandar a Borgoron de vuelta a su plano de origen y cerrando un importante portal al plano astral.
Así, Los Recios de Rufio liberaron al pueblo natal de Serena al fin, devolvieron las corrientes a su estado original y volvieron a la superficie para seguir averiguando más sobre todos estos entuertos en los que están metidos. Serena ganó una abuela en el camino, y espera no perder a ningún miembro de su familia de aquí a que acabe sus aventuras con sus amigos.